miércoles, 22 de mayo de 2013

Anécdotas de mi saco


Cena romántica 

La abordé por la calle y me presenté. Era una chica preciosa, Claudia se llamaba. La invité a cenar esa misma noche. En el restaurante todo fue perfecto, el trato exquisito, la comida deliciosa y el vino de lo mejor de la bodega. Lástima que ella no aceptase.

6 comentarios:

  1. No hay que dejar que un pequeño detalle arruine una velada, je je.
    Abrazo Barlon.

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  2. Ya ves, tuvo que ir a cenar solo el maromo. Como se nota que no era yo :O)

    Un saludote MIguel. Y a ver si te me haces seguidor que esto parece un velatorio, vale que es un blog nuevo y cutre y que no sabía como añadir eso de "Seguidores" hasta el otro día, pero un poquito de caridad humana.

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  3. Eso solo le pasa a tipos que no tienen ni nuestra presencia física ni nuestra labia. Nosotros nos las llevamos de calle,literalmente, si están tan locas como para acceder, claro.
    Un abrazo y ánimo con el blog. Ah, creo que ya tienes un seguidor. Con el tiempo podré vanagloriarme de ser el primero

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  4. Evidentemente, amigo Lagarto. Si fuésemos nosotros en vez de una cena tendríamos que organizar un banquete. Y gracias por animarte, seguro que con el tiempo podrás arrepentirte de haberlo hecho :O)

    Saludos.

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  5. Por lo menos cenó como un señor. Esa Claudia no le merecía.

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  6. Bueno, el tipo era un poco caradura jojojo

    Besos, Beatriz.

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