Cena romántica
La abordé por la calle y me presenté. Era una chica
preciosa, Claudia se llamaba. La invité a cenar esa misma noche. En el
restaurante todo fue perfecto, el trato exquisito, la comida deliciosa y el
vino de lo mejor de la bodega. Lástima que ella no aceptase.
No hay que dejar que un pequeño detalle arruine una velada, je je.
ResponderEliminarAbrazo Barlon.
Ya ves, tuvo que ir a cenar solo el maromo. Como se nota que no era yo :O)
ResponderEliminarUn saludote MIguel. Y a ver si te me haces seguidor que esto parece un velatorio, vale que es un blog nuevo y cutre y que no sabía como añadir eso de "Seguidores" hasta el otro día, pero un poquito de caridad humana.
Eso solo le pasa a tipos que no tienen ni nuestra presencia física ni nuestra labia. Nosotros nos las llevamos de calle,literalmente, si están tan locas como para acceder, claro.
ResponderEliminarUn abrazo y ánimo con el blog. Ah, creo que ya tienes un seguidor. Con el tiempo podré vanagloriarme de ser el primero
Evidentemente, amigo Lagarto. Si fuésemos nosotros en vez de una cena tendríamos que organizar un banquete. Y gracias por animarte, seguro que con el tiempo podrás arrepentirte de haberlo hecho :O)
ResponderEliminarSaludos.
Por lo menos cenó como un señor. Esa Claudia no le merecía.
ResponderEliminarBueno, el tipo era un poco caradura jojojo
ResponderEliminarBesos, Beatriz.