lunes, 29 de diciembre de 2014

Pergaminos hasta mañana

Bueno, como se ha quedado sin destino, pues lo he descartado para Estanochetecuen, y por no dejarlo por ahí olvidado perdido, que le tengo una miaja cariño, lo pongo para el disfrute de ajenos y extraños.

                                       (Imagen: En la red)



Por qué papá se convirtió en dependiente de una panadería

Mamá no fue al pueblo por cosas del trabajo. También dijo que no quería que el abuelo le mirase el culo, aunque yo la estuve viendo y no noté nada raro. 

En la plaza había luces de colores y canciones marchosas. De repente pararon los músicos y también los matasuegras. La gente todavía pedía deseos cuando empezaron los cuartos. Yo aún me peleaba con la novena uva cuando el reloj se atascó en la campanada número once. Le decían muchas cosas al alcalde, pero no se arregló.

El mecánico tardaba. Yo estaba contento porque así tendría más vacaciones. Jugaba todos los días en el descampado o junto al río. Una tarde vi a papá dando besos a la señora del pan. Me dijo que éramos unos machotes, que era un secreto, y me daba monedas. Después ya paseaban de la mano. 

Tres semanas después llegó un señor con sombrero y un maletín: seguro que era el hombre del tiempo. Hizo sonar la última campanada y en el ayuntamiento anunciaron muy serios el año nuevo. Ya tenía ganas de volver a Madrid y ver la cabalgata. Los reyes me trajeron muchos regalos, pero se llevaron a papá. No conté nada.

2 comentarios: