(Imagen: En la red)
Memoria selectiva
El circo era esfuerzo, incomodidad, sacrificio, pero también
alegría, color, magia, viajes... Hernán era una de las grandes atracciones, quizás
la mayor estrella. Espectacular, sorprendente y carismático. Esa clase de gente
que se gana tu simpatía casi sin pretenderlo, de sonrisa fácil y corazón noble.
Alguien que se ha peleado con la vida y ahora valora todo lo que esta le aporta.
Esos días actuaban cerca de su pueblo y, si bien se encontraba
muy a gusto con la troupe, una mancha de añoranza enturbió sus ojos, y la losa
del trabajo duro y continuo cayó sobre su corazón. Pese a la insistencia de los
compañeros dejó todo atrás y regreso a casa, a la tranquila vida del pueblo,
con su lento pasar de horas, sus tardes secas, el aliento del trigo refrescando
las tardes. Y al haber ahorrado una suma interesante podía permitirse vivir con
sencillez el resto de su vida.
A la tarde siguiente había regresado al grupo. En casa no
era más que un monstruo que sabía hacer trucos.